Trastornos de ansiedad

ANSIEDAD GENERALIZADA

La ansiedad generalizada es un exceso de preocupación. Todo el mundo se preocupa por razones parecidas: la seguridad y salud de los seres queridos, el trabajo, la economía… Pero en las personas que sufren de esta problemática las preocupaciones se vuelven incontrolables.

Además de experimentar preocupación de manera frecuente y muy intensa, la persona con T.A.G puede sufrir dolores de cabeza, mareos, palpitaciones cardíacas, insomnio, cansancio excesivo, dificultades para concentrarse etc. A pesar de que las sensaciones fisiológicas que experimenta son inocuas, son muy incómodas.

Todo lo anterior afectará también a su modo de comportarse, pues la persona adoptará una serie de conductas para asegurarse de que no sucede “lo que teme”. Veamos algunos ejemplos: si la preocupación que le afecta es sobre la seguridad de su hijo en el colegio, la madre comprobará de diferentes maneras que va todo bien (le preguntará constantemente a su hijo si ha tenido algún problema en el colegio, estará pendiente del móvil todo el día etc), si la preocupación es “arruinarse económicamente” , la persona comprobará frecuentemente las cuentas del banco, controlará hasta el último céntimo que se gaste, etc.

EXCESO DE PREOCUPACIÓN POR LA SALUD

Se caracteriza porque la persona que la sufre tiene una alta convicción de padecer una enfermedad grave o potencialmente mortal.

Cree firmemente que sufre una enfermedad grave que acabará matándolo. No ahora, sino en un futuro variablemente cercano. Además, hay pensamientos sobre recibir el diagnóstico, padecer un tratamiento que no funcionará, el deterioro, la muerte y cómo todo esto afectará a los seres queridos. La persona que sufren exceso de preocupación por la salud (hipocondría) también puede experimentar imágenes desagradables.

Pueden tener períodos en los que están bien (sin temores), hasta que vuelven a aparecer. Ejemplos de temores más habituales en la hipocondría: “debo tener un tumor cerebral”, “tengo cáncer”, “será algo malo”, “¿Qué pasa con mi corazón?”, “esto no es normal”, “¿Por qué no se me va el dolor de cabeza?”, etc.

Además de estas preocupaciones, la persona puede notar sensaciones habituales de la ansiedad: taquicardia, tensión muscular, calor, boca seca… Un 70% de los hipocondríacos tiene, además, ataques de pánico (crisis muy fuertes de ansiedad)

Como consecuencia de lo anterior, en el exceso de preocupación por la salud, la persona adoptará una serie de conductas para comprobar que “no tiene nada grave”: visitar a médicos, consultar fuentes de información como por ejemplo mirar en internet o libros de medicina, palparse o examinarse constantemente la “zona afectada” o la zona donde siente la molestia, pesarse, revisar manchas, tomarse el pulso, comentar lo que le pasa a un amigo o a la pareja, tocarse el pecho, etc.

TRASTORNO DE PÁNICO

Un ataque de pánico es una súbita aparición de una gran cantidad de ansiedad. En ese momento, la persona teme que ocurran desgracias muy dramáticas como tener un infarto, ahogarse, desmayarse, morir, perder el control etc.

Simultáneamente a estos temores, en los trastornos de pánico el sujeto nota sensaciones fisiológicas muy intensas como taquicardia, dificultad para respirar, opresión, dolor o pinchazos en el pecho, mareo e inestabilidad, calor, sofoco, sudor, escalofríos, alteraciones en la visión, sensaciones raras, despersonalización, calambres, temblores o parestesias. En cada persona estas sensaciones se manifiestan de una manera diferente y predominan más unas que otras.

Como resultado de lo anterior, la persona quiere liberarse del malestar y adoptará una serie de conductas como distraerse, ir a urgencias, volver a un sitio en el que se sienta segura, tomar psicofármacos o cualquier otra conducta que rebaje su ansiedad en ese momento.

Además de estas preocupaciones, la persona puede notar sensaciones habituales de la ansiedad: taquicardia, tensión muscular, calor, boca seca… Un 70% de los hipocondríacos tiene, además, ataques de pánico (crisis muy fuertes de ansiedad).

Aproximadamente un 20% de la población ha sufrido al menos un ataque de pánico a lo largo de su vida y no por ello han desarrollado posteriormente un trastorno psicológico.

¿Cuándo hablaríamos de Trastorno de pánico? Si tras esta primera experiencia, los ataques de pánico se repiten con cierta frecuencia y/o hay un miedo persistente a tenerlos, entonces ya podemos hablar de Trastorno de pánico y nos encontraríamos ante un problema psicológico.

AGORAFOBIA

Anteriormente a la Agorafobia, muchas personas han experimentado crisis muy fuertes de ansiedad (ataques de pánico).

Debido al intenso miedo de sufrir una nueva crisis, la persona evita situaciones o lugares donde pueda ser difícil o socialmente embarazoso conseguir ayuda y/o escapar. En estos casos hablaríamos de Agorafobia.

Ejemplos de situaciones que tiende a evitar una persona con este problema psicológico: transportes públicos, lugares abiertos o cerrados, hacer colas o sitios con multitud, estar solo fuera de casa etc. Algunos sujetos evitarían estas situaciones y otros podrían ir pero sólo si lo hacen acompañados.

Además de estas preocupaciones, la persona puede notar sensaciones habituales de la ansiedad: taquicardia, tensión muscular, calor, boca seca… Un 70% de los hipocondríacos tiene, además, ataques de pánico (crisis muy fuertes de ansiedad).

Si les diera ansiedad en estos lugares temen que les sea difícil huir, recibir ayuda y en algunos casos sentir vergüenza de encontrarse mal ante otras personas.

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

Se caracteriza por la aparición de síntomas específicos tras la exposición a un acontecimiento estresante, especialmente traumático, que involucra un daño físico o es de naturaleza extraordinariamente amenazante o catastrófica para el individuo.

En ocasiones la persona que sufre estrés postraumático no ha sido la víctima directa, sino que ha sido testigo del acontecimiento traumático.

La persona  que sufre TEPT (trastorno de estrés post-traumático) experimenta flashbacks y recuerdos del acontecimiento estresante, que en ocasiones aparecen en formato de pesadillas y siente un miedo intenso a que vuelva a ocurrir tal suceso.

Como consecuencia de los temores anteriores, se podrían evitar o escapar de situaciones relacionadas con el suceso traumático: ciertas calles, portales, salir de noche etc. Otras personas intentan cortar el flashback con distracción e intentando pensar en otra cosa y en algunas ocasiones se recurre al alcohol y/o drogas para “no pensar”.

TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO

Las obsesiones son pensamientos involuntarios, ajenos al propio yo y, a menudo, contrarios al propio sistema moral. Son de alta frecuencia, cuyo contenido es amenazante-catastrófico, raro o moralmente repudiable. Provocan emociones negativas como ansiedad, asco, culpabilidad…

Las obsesiones son pensamientos involuntarios, ajenos al propio yo y, a menudo, contrarios al propio sistema moral. Son de alta frecuencia, cuyo contenido es amenazante-catastrófico, raro o moralmente repudiable. Provocan emociones negativas como ansiedad, asco, culpabilidad…

Los principales tipos de Trastorno obsesivo-compulsivo son:

Los que se lavan o limpian: aquí las obsesiones están centradas en el tópico de la contaminación, suciedad, enfermedades, putrefacción o temas similares.

Los que comprueban: junto con la categoría anterior, suman más del 80% del total de personas que sufren un problema obsesivo compulsivo. En este caso las obsesiones están centradas en la ocurrencia de posibles catástrofes que varían según el tipo de situaciones en las que aparecen. Los más frecuentes son miedo a incendios o explosiones relacionados con espita de gas, aparatos eléctricos o cigarrillos, y los rituales lógicamente tienen que ver con comprobar el buen estado de estos enseres.

Los que ordenan: las obsesiones aquí suelen ser un tanto abstractas y genéricamente podrían resumirse en es absolutamente imprescindible que todo esté ordenado, arreglado, en su sitio.

Los que repiten: los temores u obsesiones versan sobre que va a suceder una catástrofe y la forma de neutralizarla es repetir varias veces una acción cotidiana.

Otro tipo de T.O.C serían los que acumulan, los que se aseguran de no hacer daño, los que repiten mentalmente, los que buscan simetría, los que realizan acciones lentamente, los que intentan comprobar que no son engañados, etc.